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Los Gunadule: una aproximación al uso, historia y significado de la Mola Naga

Juan Camilo Ritoré.

Antropólogo.

Resumen: En la presente investigación etnográfica, se realizará un abordaje sobre la Mola Naga o Mola de protección, estudiando aspectos como su producción y uso, teniendo especial cuenta del entramado de significados que el pueblo Guna deposita en la Mola y en la construcción cosmológica que representa en el mundo Gunadule. Para ello, se tendrán en cuenta anotaciones de campo y entrevistas realizadas a líderes de la comunidad de Caimán Nuevo, como Milton Santacruz y su hija Niskua Santacruz. Esta investigación se apoyará además en las enseñanzas y producciones académicas de autoridades Gunadule, como Abadio Green (2011, 2016) así como la investigación sobre la Mola Naga realizada por Castaño y Santacruz (2012, 2016) Estos aportes permiten una aproximación al proceso de creación de la mola, que envuelven actos como los cantos ancestrales, el tejido de la mola y su posterior uso, asociado especialmente, para la protección hacia los Bonimala (espíritus). La finalidad de esta investigación, tiene como fin la divulgación del conocimiento Gunadule, de sus saberes, de la cultura como entramado de significaciones que, a partir de un acercamiento a la Mola, puedan ser trasmitidas a un público más amplio.

 

Contenido
  • Introducción. Fronteras en la historia de Urabá

¿Puede una frontera separarnos? La presente introducción busca con esta pregunta establecer más bien una reflexión que nos acerque a la cosmovisión Gunadule, sobre su forma de observar el mundo, su cultura y el espacio que habitan. Históricamente los Gunadule, han ocupado ambas márgenes del golfo de Urabá, las Serranías del Darién y se extienden sobre la costa caribe panameña y archipiélago de San Blas. Sin embargo, este espacio se nos es presentado desde épocas de la colonización bajo una narrativa que lo establece como un territorio atravesado por la categoría de frontera. En este sentido al definir frontera, podemos pensar la idea propuesta por Michel Certeau, quien observa esta, como un límite, que crea una comunicación o, así mismo, una separación. (Certeau, 2009)

De acuerdo a ello, es en 1903 cuando se establece entonces un límite territorial, entre Panamá y Colombia. Una frontera que dividió un espacio que, desde tiempos anteriores a la conquista y colonización, compartía ya una historia, una identidad. A inicios del siglo XVI, el territorio de Urabá – Darién, se convertía en “la primera frontera continental de la América hispana” (Mena, 2012, p. 125) Es decir, el lugar desde donde inició propiamente la colonización española, sobre el continente americano.

          Por ello, desde los primeros años del siglo XVI, los colonizadores españoles usaron el río Atrato para establecer una frontera entre sus gobernaciones, llamando al lado de Urabá como nueva Andalucía y al lado del Darién y Panamá Veragua. (las Casas, 1877) Entre 1532 y 1536 esta región seguía en disputa en medio de la avanzada colonizadora, entre las ahora gobernaciones de Panamá y Cartagena, hecho que finalmente se resuelve a través de la cédula real firmada en Madrid en 1536, adjudicando la región del golfo de Urabá a la gobernación de Cartagena y tomándolo como límite entre ambas gobernaciones. (Severino, 2015) Desde occidente, en el marco de un pensamiento colonizador y moderno, desde por lo menos los últimos 500 años, Urabá – Darién se constituía en un espacio divisorio.

Ahora bien, qué hay de la visión que tienen los pueblos originarios de este espacio, que habitan mucho antes de que llegaran los europeos, antes de llamarse América. La pregunta que inicio esta introducción, nos permite entender que, para los Guna, por lo menos en términos culturales, la imposición de una visión del Urabá como frontera “no ha sido impedimento para continuar las relaciones que históricamente hemos sostenido como pueblo, como proyecto de nación” Green, 2011, p.19) lo cual se puede entender como un elemento claro de resistencia, sin embargo, los Guna han tenido que adoptar organizaciones políticas establecidas por cada estado-nación.

En panamá, por ejemplo “La Comarca de Kuna Yala (o Guna Yala) cuyos orígenes se encuentran en el Decreto Nº 33 de 1915 […] fue constituida en 1938 y organizada en 1953. En 1989 su nombre fue modificado para adoptar el que tiene actualmente.” (Ifad, 2023, p,5) Por su parte, en Colombia dadas las luchas de los movimientos sociales, en las décadas de los 70, se adoptaron los resguardos y cabildos, “instituciones de origen colonial reapropiadas por las comunidades indígenas para hacer valer sus derechos a la tierra y la autogestión” (Laurent, 2005, p. 167)

Es importante resaltar que, en términos culturales, el pensamiento Gunadule, no ha sido dominado a pesar de los límites geográficos establecidos. En cuanto a la cuestión de ocupación y población del golfo de Urabá y panamá por parte de los Guna, señala el académico Gunadule, Abadio Green (2011).

hoy son aproximadamente 65.000 personas que viven principalmente en la Comarca Guna Yala, conocida como San Blas, al este del istmo, a lo largo de la Serranía del Darién y el mar Caribe. En la serranía del Darién están las Comarcas Guna de Madungandi y Walgandi. Cerca del territorio ancestral Dagalgunayala (en la frontera) quedan solamente dos comunidades. En Colombia la población Guna está ubicada en dos resguardos […] En el Uraba Antioqueño habitan aproximadamente unas 1.040 personas en el Resguardo de Ibgigundiwala, oficialmente reconocido con el nombre de Caimán Nuevo, localizado entre los municipios de Necoclí y Turbo, el cual comprende las comunidades de Caimán Alto (en las estribaciones de la serranía de Abibe) y Caimán Bajo (zona costera). En el Urabá Chocoano viven cerca de 500 personas en el Resguardo de Maggilagundiwala, oficialmente reconocido como Arquía, en el municipio de Unguía, parte baja del río Atrato. (p. 20)

FIGURA 1. Ocupaciones Gunadule en el Urabá-Darién y Panamá.

Imagen1

FUENTE: Castaño y Santacruz, 2012.

Todas estas comunidades poseen una misma lengua (Dulemal), un mismo pensamiento, y la producción de la Mola como uno de los principales símbolos culturales e identitarios, se mantienen en cada comunidad una organización similar, el pueblo Guna es matrilineal, por lo que el seno familiar se establece siempre en las casas maternas. Cada comunidad posee uno o varios Saglagana, las autoridades que, más allá de jugar un papel político, son los sabios y conocedores de las historias de origen. En los Saglagana, precisamente está asociado uno de los actos más importantes de la cultura Gunadule, y es la narración a través de cantos que, en medio de congresos periódicos, el pueblo asiste a escuchar. Estos cantos recuerdan las historias de origen, su arraigo al territorio y su lucha por mantenerse unidos más allá de las fronteras impuestas por la Colonialidad del poder.

 

  • Gunadule. la visión del espacio, la memoria y la producción de la Mola

 

Para el pueblo Gunadule, el tiempo sigue un curso establecido a través de un movimiento cíclico, que ellos asemejan al movimiento de las hamacas. De esta forma, la historia se mueve en un constante ir y venir, en una relación constante entre lo pasado y lo presente, lo futuro es un reflejo de lo ya acontecido. Esta forma de observar el tránsito del tiempo y así, de la historia misma, impone con ello, la necesidad de hacer memoria, como elemento vivo de la narrativa histórica del pueblo Olo Dule.

Por ello, cada semana, los Guna se reúnen en Onmakednega (Casa del congreso) a escuchar a las autoridades, a los Saglagana[1], que cuentan a su pueblo, a través de cantos las historias de origen del pueblo Gunadule.  Es un acto de encuentro con el pensamiento, y su cosmovisión. Los cantos del Sagla son definidos por el investigador Milton Santacruz, como “la esencia de ser Gunadule” por tratarse de un acto de hacer memoria.

De acuerdo con las palabras del Sagla Manikewiktikinia.

Los tule[2], hijos de la Luna y de la Tierra, guardamos la memoria de todo lo que pasó desde el día en que fuimos creados. Durante muchos años hemos repetido esta larga historia, que contiene los nombres de todas las cosas, para que ninguno de nuestros hijos la olvidara. (citado en Castaño y Santacruz, 2016, p 293)

En el congreso, en medio del canto, se materializa a su vez una de las más importantes representaciones de la cultura Guna, la producción de la Mola Naga, o Mola de protección. La palabra “Mola”, señala Abadió Green (2013) “significa mariposa, esto por los colores tan variados que ella posee”. (p, 217) Es una pieza textil cuya creación es exclusiva de las mujeres, quienes explican Castaño y Santacruz (2012) “elaboran por medio de dos o más capas de telas cortadas y cosidas unas sobre otras” (p. 67)

Las Molas reproducen una amplia variedad de formas, que van desde líneas paralelas y perpendiculares, estas líneas producen geometrías como cuadrados y triángulos. Entre un cuadrado y otro, es común que aparezcan otras formas similares a cruces o puntas de flechas que se forman entre triángulos. Estas formas crean en su interior espirales, que dan la impresión de que la Mola forma un laberinto, espirales y otras formas abstractas que incluso producen un efecto óptico de movimiento.

En medio del congreso, las mujeres Gunadule realizan los tejidos “mientras escuchan el canto de las autoridades ancestrales, Saglagana, que recuerdan las historias de origen” (Castaño y Santacruz, 2012, p. 67) La confección de la Mola Naga, trae consigo, enmarcada en su elaboración, la representación de la mujer y su importancia dentro del mundo Guna, pues ella trascribe en la Mola “la palabra”, el canto de las autoridades. Producir la Mola, sin embargo, representa un acto colmado de significaciones, que Milton Santacruz (2012) llama “el camino de la Mola Naga”.

La Mola, y su confección, propiamente se abre camino, en medio de un acto dialógico. Las mujeres llevan al congreso las telas para realizar la Mola, normalmente se utilizan como base telas negras. Estas son presentadas al Saglagana, mientras las mujeres le enuncian la frase “Anga Mola Naga nermabi abege . Quiero que me escriba Mola de protección” (Castaño y Santacruz, 2012, p. 67)

          El Sagla, toma la tela y trazará sobre ella, formas que buscará en su memoria, los trazos que el Sagla, dibuja en la tela, representaran entonces figuras que guardan en sí, las historias de origen de su pueblo, del mundo y de todo en lo que él habita. Una vez el Sagla, elabora el dibujo que servirá de base, entrega a la mujer la tela, mientras realiza el canto, un canto que está asociado a la Mola que dibujó. Al escuchar el canto, la mujer pone sobre la tela, sus manos para tejer y producir una pieza, que tendrá como fin, guardar en ella cada palabra del canto del Sagla.

[1] Forma plural de pronunciar “Sagla”.

  • Olonagegiryay y el Galu Dugbis. La importancia de la mujer en la cultura Guna.

“Baba exclamó: ¡Oloitirdili! Y a su vez, Nana exclamó también: ¡Maniitirdili!, y nació la Madre Tierra. Baba puso los fundamentos de oro a la Madre Tierra” (Castaño y Santacruz, 2012)

El pueblo Gunadule[1] utiliza la palabra, pero no de cualquier forma, es la narración oral en forma de cantos para transmitir las historias de origen, cantan las abuelas y los abuelos a sus hijos para enseñarles su visión del mundo. Especialmente, son las autoridades Saglagana quienes, en medio del congreso, en Onmakednega, cuentan a través de sus cantos, como Nana y Baba (en el pensamiento Guna, los creadores) guardaron sobre la tierra, las palabras, los diseños y enseñanzas, para que sus hijos no las olvidasen, en lugares que llamaron Galu.

Los Galumala, conservan el orden del mundo Gunadule, en ellos habitan diferentes espíritus, buenos y malos, de animales y de aquellos hombres y mujeres que ya murieron, que están en ellos para proteger el mundo. Son lugares invisibles para los hombres, no cualquiera puede entrar a un Galu, (Herrera y Cardale, 1974) Los Galumala son las montañas, están en el río, en el corazón, dentro de cada capa de la tierra.

Habitualmente los Saglas mencionan en sus cantos la importancia de su lugar de origen, el Tagarguna, cerro desde donde provienen los Gunadule, y que se encuentra en el corazón de la selva del Darien. Nana y Baba, colocaron allí un lugar especial llamado Galu Dugbis. Nana, dibujó y guardó en él, las mariposas (Molas) con todos los colores, las depositó allí, para que la tierra se vistiera con las Molas, y el follaje de las plantas adoptara los colores.

Cuando las mujeres tejen las molas en Onmakednega, se recuerda en medio de los cantos a la pedagoga Olonagegiryay, una autoridad que estuvo entre los hombres y mujeres para enseñar. Ella, fue la única capaz de encontrar y entrar en el Galu Dugbis. Olonagegiryay enseñaba que existe un medio para poder ir hasta los Galumala, “se entra a los Galumala a través del sueño.” (Castaño y Santacruz, 2012, p. 126) Los sueños, constituyen en la cosmovisión amerindia, una forma de relacionarse con el mundo, y con los “otros” que habitan esos mundos. (Limulja, 2023) de esta forma, lo enseñaba Olonagegiryay, el sueño como una forma de comunicarse con Baba y Nana.

[1] Forma plural del término “Galu”.

Así, fue como ella, inició un camino guiada por Nana. En cada sueño, pudo descender a diferentes capas de la madre tierra, en cada capa Olonagegiryay encontró un Galu, y en el habitaban otros seres, otras personas, cada vez que bajaba y subía, Olonagegiryay, aprendía las diferentes escrituras de la Mola. En la última capa de la madre tierra, encontró el Galu Dugbis, lugar donde yace “la memoria, está la escritura, bigna bigna[1]  de las hojas en movimiento, escritas por las generaciones pasadas de nuestras abuelas y nuestros abuelos.” (Castaño y Santacruz, 2012, p. 38)

En un fragmento del canto del Sagla Evaristo González, traducido por (Castaño y Santacruz, 2012) se puede apreciar las palabras de Nana mientras guiaba a Olonagegiryay a encontrar el gran Galu Dugbis:

Naggurus dummad

Naggurus dummad mol,

Galu Dugbisgun galugin dani,

Nangan,

Na nanga sogsa,

Be naedde,

Be boni galuse naedde,

Mol nug niggad be yoelgebo,

An bega binsao,

Naggurus mol be yoo,

Be naggurus mol yoisulile,

Be anbi wilego,

Boni buggid buggwa,

Bani mol nug niggad be

yoelgebo,

We mol be yoisulile,

Anbi be bonimes be sunmaggosulguo,

We mol be yoi nuganiggad be yoilgebo

Be boni bagga urwelgebo.

Naggurus dummadi

El origen de la Mola Naggurus dummadi

Es el sitio sagrado, Dugbisgun galu,

La gran madre

Orientó a su hija.

Como vas a visitar el sitio sagrado

De las enfermedades,

Tienes que protegerte,

Pienso en tu Protección,

Vístete de Mola Naggurus dummad

Si no te vistes de Naggurus Mola

Quedas sin mi Protección

Existen numerosas enfermedades

Colócate el vestido que tienes

Si no te lo pones

No podrás dialogar con la enfermedad

Colócate ese vestido de Protección

Para que puedas enfrentarte

Con la enfermedad. (p, 93)

Tras descender y volver del corazón de la madre tierra, del mismo Galu Dugbis, Olonagegiryay se dedicó a enseñar a sus hijas a tejer la Mola. Desde entonces, según la tradición, las abuelas se sientan en las hamacas a cantar a las nietas, mientras les enseñan a tejer las molas. Cantan recordando la historia de Olonagegiryay, el camino que transitó entre sus sueños, yendo a cada Galumala, en busca del conocimiento, de las palabras de Nana, quien la guió a encontrarse con la Mola Naga. 

Recordaba sobre esto el Sagla Evaristo González quien, mencionaba qué, todas las figuras y formas de las Molas, que Nana guardo en Galu Dugbis, fueron puestas para proteger a los Gunadule, cuando las puso allí, Nana mencionó, “cuando lleguen mis hijas vestirán de Mola Naga porque la Madre Tierra tiene Bonimala, espíritus desordenados. Baba y Nana crearon estas figuras para la Protección”. (Castaño y Santacruz, 2012, p. 48)

 

  • La indiferencia a la madre tierra y la Mola Naga como mediadora

Señalan las autoridades Guna en sus cantos, que la tierra es también habitada por los “Bonimala”, los espíritus dispersos, estos son espíritus traviesos. Los Bonimala, son enfermedades y son sumamente peligrosos. ¿Pero, de donde surgen? Señalaba el hermano Milton Santacruz que los espíritus que habitan la naturaleza, espíritus de animales y de otros seres humanos, son en realidad fuerzas positivas y negativas.

Sin embargo, nos enfrentamos a los Bonimala, cuando transgredimos a la madre tierra, cuando el hombre en su desconocimiento hacia el otro, y hacia la tierra que habita la transita “sin comprender, pisando las hierbas que dan vida, porque imaginan que son maleza, profanando la tierra porque la ven como negocio, violando el agua con su indiferencia.” (Green, 2016, p. 19)

          Debemos entender que el pensamiento Gunadule, nos enseña que los humanos somos parte de la naturaleza, no somos en ninguna medida superiores a ella. La cosmovisión Gunadule, presenta al hombre en una posición interesante, respecto a las demás cosas creadas por Baba y Nana, en este caso a la tierra que es nuestra madre y a los animales y plantas, quienes, en la historia de origen, son anteriores al hombre y este debe observarles como hermanos mayores a quienes “les deberían respeto y obediencia.” (Green, 2011, p. 98)

De todo esto advertía Milton Santacruz, “La naturaleza tiene orden, no hay que cambiar ni alterar nada. El hombre, dejó de ver, dejó de escuchar a la tierra. Nuestros intereses, nos alejan de nuestra conexión con ella”. Esta visión, no solo ha anulado la relacion ancestral que tenemos con la madre tierra y que las cosmovisiones amerindias nos enseñan. El hombre ha despersonalizado la naturaleza, asumiendo una postura de superioridad frente al mundo que habita, para verlo como un simple y mero recurso, como afirma el líder indígena Ailton Krenak, (2019) en este sentido, “cuando despersonalizamos el rio, la montaña, cuando quitamos de ellos los sentidos, considerando que son solo atributos de los humanos, nosotros dejamos esos lugares para que se tornen residuos de la actividad industrial y extractivista” (p, 24) Es por eso que, al destruir a la tierra, al abrir el corazón de nuestra madre, estamos alterando el orden de las cosas. Destruimos los lugares espirituales, corroemos los Galugan, los sitios habitados por los espíritus de animales y seres humanos que ya murieron, que están allí, para proteger; pero cuando ocurre lo contrario, es porque la actuación del hombre hacia la madre tierra, es la de destruir.

Por ello, en Onmakednega, cuando los Gunadule se congregan, se asiste a la memoria a través de los cantos ancestrales, y se canta para resistir, se canta para no morir, se canta porque esto significa “rehacer una relacion con la madre tierra”. (Green,2016) Esta relacion, se abre camino con la materialización de la Mola Naga, que transcribe cada palabra de los Saglagana. La Mola, es Olonagegiryay, es cada uno de sus sueños y enseñanzas, memorias tejidas, narradas y cantadas para proteger y recordar al hombre su vínculo y respeto a la tierra.

Tras terminar el congreso, las Molas producidas serán utilizadas con una única función, la de proteger. Serán usadas en las vestiduras de las mujeres, quienes cosen blusas a partir de la Mola. Estas blusas normalmente constan de dos Molas, una cubre desde el pecho hasta el abdomen, mientras en la parte de la espalda se pondrá otra Mola, normalmente del mismo tipo y forma que la anterior. Las Molas que surgen de Onmakednega, serán también utilizadas en las fiestas de la pubertad, para proteger a las niñas. Así como otras formas propuestas por las autoridades.

Al observar la Mola, se puede asistir a un estallido de colores, sobre los cuales se abren paso caminos que forman laberintos, daría la impresión que, al observar estas formas colmadas de detalles, la Mola adquiriera vida y estos caminos se moviesen. Para las autoridades Guna “los diseños geométricos que se plasman en este arte, significan protección de los espíritus de la naturaleza”. (Green, 2011, p. 217) Estos diseños en forma de espiral o de caminos zigzagueantes, son realmente los caminos por los cuales transitarán los Bonimala. Los espíritus dispersos, las enfermedades se perderán en medio de los laberintos, y no podrán tocar a los Gunadule.

Por ello, las autoridades piden poner la Mola en las entradas de las casas, piden además que se dibujen en las paredes, todo esto con el fin de mantener alejados a los Bonimala. Los Gunadule, utilizan otros elementos provistos por la misma madre tierra, para su protección, como la tinta del árbol de Sabdul[2] para dibujar en sus pieles las Molas. (Green,2013) La tinta del Sabdul, es como la noche, oscurece y oculta a los Guna de los espíritus. Además, se emplea el uso de las hojas de ají pajarito y especialmente las hojas del árbol de Sia (Cacao) para tostarlos y elaborar con ellos sahumerios. El Nele[3], tomará una vasija de barro y quemará las hojas tostadas mientras realiza los cantos, con ello y tras la intervención del humo de Sia, podrá sanar a los enfermos y expulsar los espíritus que han colocado en su corporalidad las enfermedades.

La Mola y los cantos, han sido por siglos la forma de mantener viva la cultura, el pensamiento Gunadule. La Mola, configura el espíritu de su cultura. La resistencia de un pueblo que, durante siglos, ha tenido que enfrentar una verdadera lucha por mantener su autonomía, historia y territorio. Un pueblo que se ha mantenido en pie, conservando un equilibrio con la madre tierra, pese a que su tierra, su territorio, ha sido transgredido, desde épocas mismas de la colonización y su rastro de trasgresión hacia los pueblos originarios. Desde la imposición de fronteras, y la sangre que fue derramada en esta tierra, cuando se posó sobre ella, el fantasma del conflicto armado, en épocas más resientes.

Por ello, donde quiera que haya una Mola, está representado el símbolo de la resistencia, al despojo, al olvido, a la colonización que ha enfermado nuestra tierra.

 

  • A modo de conclusión.

 

La mola, circunscribe todo un entramado mundo de significados, encarnados en los cantos y en el acto mismo de tejer. Acciones que depositan en la Mola una eficacia simbólica que la transforma en un objeto agenciado, un objeto vivo de protección contra las enfermedades y fuerzas negativas. Por ello, la Mola no debe observarse como solo una pieza que adorna los vestidos de las mujeres Guna, o mucho menos una pieza comercial. Más que eso, es un marcador en el cual se reafirma la identidad Gunadule, pues representa la escritura de este pueblo, que escribe sobre la tela las historias de origen, las formas y diseños que recuerdan el compromiso del hombre con la madre tierra.

El objeto de esta pesquisa, fue elaborar un abordaje de carácter etnográfico, consiguiendo con ello, realizar una descripción de las prácticas y significados encarnados en la Mola. Los resultados de esta investigación apoyados en investigaciones relacionados a la mola y producidos por integrantes de la misma comunidad Gunadule como Green (2011 y 2016) así como Castaño y Santacruz (2012 y 2015) Permiten establecer un punto de partida, en los procesos de divulgación del conocimiento Gunadule, especialmente en la transferencia de lo que significa en términos del pensamiento y cosmovisión, los cantos y la producción de la Mola Naga.

 

Bibliografía.

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CASTAÑO, R y SANTACRUZ, M. (2016). Ibisoge Yala Burba Mola. ¿Qué nos dicen las molas de protección? Boletín Museo del Oro, 56: 290-313. Bogotá: Banco de la República. Consultada en https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/bmo

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